Sentirse caminante de ciudad…
Busco entre las figuras que se mueven,
las que van y las que vienen
busco, la cabellera larga y negra
cayendo sobre los hombros
descubiertos
protegiendo y dando brillos
a la sonrisa de niña
y la dulzura
de ese último beso
en el andén que se quedó en el sur
y que lo siento y lo recuerdo
sentado en un banco de cemento
y sin respaldo,
en tanto contemplo
y veo pasar la gente…
Tantas que vienen y tantas que van
como en desfile de hormigas
buscando su pan
para compartirlo
o almacenarlo para el vecino invierno
que ya llega.. .
Estoy iniciando mi propio invierno
desafiado a sentirme
como una hormiga con su instinto
dispuesta a buscar
pan y consuelo
emprendiendo vuelos
vuelos nuevos
cumpliendo sueños…
Antes que mi corazón acongojado estalle
por el amor dejado
con sus ojos inundados de lágrimas
y cristales
cambio la mirada y acelero el paso
me adelanto a la gente
que pasa por mi lado…
Caminantes como yo
a los que van les acompaño en paralelo
a los que vienen les saludo
como lo hacía con la gente de mi pueblo
a todos…
sin conocerlos.
Nadie de esos caminantes
siente o presiente
que yo soy uno de ellos…
Caminante de ciudad aparecido
sin rumbo fijo
que busca su rumbo
y lo buscará hasta encontrarlo.