Tantos instantes del tiempo sumergido en la soledad
absorbiendo la pureza de la maldad,
he comprendido infinitas cosas
pero la pesadumbre invade la negrura de mis armas.
No te concierne leer este intento de frases y versos,
pero te cuento claro y sincero estos momentos,
donde mis ojos detectan el odio que habita a la sociedad,
esa muchedumbre con símbolos y nombres infectas de suciedad.
Me detengo en los pensamientos más profundos del cosmos en mi cabeza,
ahí me hacen creer que en los detalles aún se encuentra la esperanza,
pero es difícil imaginar un mundo sin dolores ni derrotas,
mucho menos personas con valeres que de verdad quieran,
esos fragmentos de vida se perdieron ya hace tiempo,
en una corriente de malaria que se fue en la lejanía con el viento.
Sé que suena repetitivo el mensaje,
y que tal vez algún poeta ya lo plasmo con su tintero
en vocablos más sublimes y pulcros,
tal vez el ser que pase los ojos por estas letras
no encuentre métrica ni prosa
y siente que mi mensaje es una nebulosa,
pero aquí llega la frase que en verdad importa.
En la brújula de los que leemos y sentimos
aún se goza de un poder mágico y divino,
que expresa la historia del recuerdo
con la pluma y la tinta
esbozando el lugar donde realmente vivíamos.