Volver a ti, volver a mí,
Como barcaza frágil ante un mar cautivo,
Con tus manos extendidas,
Y el lazo amable de tu abrigo,
Como puerto seguro de mar en calma,
Y con tu ansiada mirada,
Procurando avivar,
Aquella llama apagada.
A lo lejos el cielo oscuro
Sólo me regala el olvido,
Y mis ojos buscan aquel lucero,
Que en esa mar me muestre el camino.
Escuché cantar a las olas,
Porque la música ha muerto en silencio,
Y no podía olvidar a mi puerto,
O también a tu despedida;
Un Adiós se ha partido,
Y sólo un beso fue el testigo,
Casi hubiera preferido,
No mirarte… no mirarme cuando te has ido,
Ahora sólo queda, mirar el cielo infinito,
Volviendo a recordar mí pueblo,
Como un destierro o un castigo.
La música muere si no es contigo,
Y recuerdo una triste frase,
“Lo siento amor… dejé tu corazón herido”,
Y el dolor me embarga,
Y no puedo seguir en pie,
No, si no estás conmigo.
A lo lejos, tu lucero brilla de nuevo,
Pero no puedo oír tu voz,
La mar en calma me recuerda,
Tus susurros al oído,
Y miro mi pueblo a lo lejos,
Tú… mi pueblo,
Tú, mi inicio y mi final.
Volver a ti o volver a mí…
La falta que me haces en esta aguda lejanía,
No volveré a decir “Adiós Amor”,
Seguiré cantando letras muertas en el olvido,
Esperando el tiempo,
De volver a estar contigo,
Creyendo oír tu música,
Aquella, que aún suena en mis oídos.
Dónde estás en esta noche oscura?
Sin una nota, ni palabra alguna?
A lo lejos veo una luz,
Y es la llama de tu Amor,
La luz de mi pueblo,
De ti, de tu calor…
Eres mi pueblo y mi destino,
Mi vida y mi final,
Mi cielo y mi mar oscura,
Mi barcaza y mi lucero…
Eres mi tierra y mi fruto en flor,
Sin ti, la música es palabra sin dulzura,
Porque eres mi Luna y también eres mi Sol.