Gloria Lepilaf

Huellas

HUELLAS

(Antes que tú te fueras

jamás imaginé esta pena)

 

Los días viajarán con el olvido,

dejando atrás, algunas huellas

para que mi jardín florezca

cada tarde en primavera.

Los años recorrerán mil senderos,

y yo seguiré aferrada a tu recuerdo

como siempre…

dibujándote en mis sueños,

porque es mejor pensarte cerca

antes que aceptar la pena

y la añoranza de tu ausencia.

Tus promesas quedarán en mi memoria

como sol pintado en hojas secas

que descansan maltratadas, en el suelo

hasta romperse en mil pedazos

bajo el fuerte andar de cada enero.

Pronto me visitará el otoño

tal vez con duros latigazos,

despidiendo mis sueños fatigados

y mutilando la memoria de tus besos.

Un poco de dolor, quizás sea medicina

en este hostil momento de mi vida

para sanar una a una mis heridas

en cada hoja en el suelo esparcida.

Cuando asome el arco iris

después de la tormenta,

volveré a sonreír entre azucenas

y a gritarle al mundo entero

que la pena se fue como las hojas

que se van con el viento aventurero.

En mi cuerpo, sin embargo,

aún están las huellas

de la rauda visita de tus yemas,

porque diariamente crece el grano

que esparciste en mi estancia primigenia.

Veo venir un tenue rayo, sin embargo,

vistiendo un tul de esperanza,

que hará huir la bruma que quebranta

mi alma empobrecida y fragmentada.

Nuevamente los notros se encienden

con el sol y la brisa rezongona de noviembre.

Volverán los colibríes a embriagarse

con los chilcos escarlatas de mi huerto.

Tal vez venga otro labriego,

con el tiempo oportunista

(y con la espera…)

a cultivar lo fértil de mi tierra.

Mientras tanto, con amor infatigable,

al calor de mi regazo,

alimento el fruto que dejaste olvidado.

Antes que tú te fueras,

jamás imaginé esa pena

y antes que mi hijo naciera

jamás imaginé llenarme

con la alegría que él me entrega.