Sandra Lopez Paz

CIUDAD DEL ESTE

-a mi amada Ciudad de LA BANDA-

 

 

No en cualquier lugar
sino
en el núcleo del andén di
mis primero pasos en la poesía.

Un puente aún se sotenía
en imaginario
y con maridela
esperábamos a Sigfrido
entre las vías.

En ese lugar,
luego del eclipse
-gargantas oprimidas-
nació de un cielo nuevo
un atelier de sueños
voces profundas
del poema.


Los orfebres tallaban
sueños y esculturas
Y entre acordes
nombraban la historia.

Apenas en gorjeo
mis palabras se entonaban
con Patxi Andion
y rompía las tardes amarillas
con Dalmiro en las faldas.

He sido feliz
cantando y sublevándome
de narices y banderas
a las primeras caricias
de la escuela normal,
su alambrado interminable
leyendo las bitácoras de don Lázaro
nuestro hombre centenario.

Sus patios de morera
bajo las plantas gigantes
me hacían el horizonte dulce.

La vida ha sido como el fruto:
oscura, dulce y en ramos azules
me ha dado sombra y alimento.

No hay lugar prohibido en la memoria
y en el propio tiempo
me traspone el alma
una cinta de agua
brújula de mi corazón
ciudad del este.

He paseado
mi niñez a su cintura
espiando las rejas de Dalmiro
las bibliotecas vivas
las casas serenas.

A ti mi cuna
me llaman a regreso
los sentidos más luminosos
de la tierra.
A ti me sublevan las memorias perdidas
y enterrado mis padres
cuando fue su tiempo.

Hay más que decirte
mi deuda de amor
mi égloga a tus calles
mi escuela y mis maestros infinitos.

Por qué
-me pregunto a veces-
no he buscado más mi destino entre
tus arpegios.

Si sirve de consuelo
te encuentro siempre
en el veredón de mis sueños
mi lugar de llegada
gentilicio de mi piel
mi dulce ciudad del este
mi edén pleno de brotes y promesas.

Te camino entre mis brazos
y llegas a la sangre
a esa joven que desplegó
sus alas hacia la inmensa soledad
de partirte.

Cuna cardinal de la poesía
siempre...