escribo la historia
de mis ojos
en amores caducos
y piedras destellantes
que casi esconden la muerte
escrita con tinta permanente
en la pizarra negra de mi alma.
he levantado mi voz
más allá de cualquier nube
y de cualquier esperanza
pero la gente no suele entender
el idioma de los truenos.
los demás pasan. vislumbran la tempestad.
se van y rehusan mojarse la ilusión.
*
yo también
he desherbado los dientes de león
que crecieron en el césped de mis sueños
como flores que no sabían las estrictas reglas
del soñar.
yo también
he abucheado la niebla de mis tinieblas
odiadas aunque sigan desconocidas,
desconsoladas e inútiles
porque hago la vista gorda.
porque para no llegar a conocer
las entrañas de mi dolor,
me he vuelto un rayo de luz artificial
iluminando las noches de los demás.
*
pero ella no.
parte de mi. la carne de mi tristeza.
una lágrima
ha caído
pesada con la esencia de lo que es
ser
de verdad.
ella se acuerda a la vez
de las tinieblas y del cielo limpio.
de las nubes y
de su propio valor.
una lágrima ha caído
sola y rebelde
y eso lo cambia todo.
*
la lágrima
que ha traicionado
el secreto de mis ojos cerrados
y mi voz a prueba de agua
de la que estaba tan orgullosa
es donde están por nacer
todos los nuevos ríos de la vida.
© Diana Cosma