Ann Ivana

Me despido perdido,

 

Me despido perdido,

Abandonado por tus belfos,

Tus ojos fueron luz diáfana, en el camino,

De tu sinfonía poética y amarga.

Esclavo del clavel que adorno el brillo,

Efímero de tus ocelos.

 

La noche de plenilunio con su aroma sándalo

Abrió mi mente a un juramento eterno,

Juré que mis labios sellarían su cáliz

A tu bergamota piel, el dulce néctar

De tus labios embalsarían el dolor

E inmortal seria.

 

Pero numen mío,

Sé que por mi alma No vivías,

 No me amarías aunque diese la vida misma

Y me despido ebrio de almíbar que únicamente tuyo será.