Desangro razones internas
para poder seguir sobreviviendo;
es como arrancar neuronas
que actuaran extemporáneas
y que no me dejaran volar
a mi playa desértica imaginaria.
No quiero tener que aguantar más
esa voz interior que vestida de ángel
me dice a todas horas que no, no y no.
Tendría que instalar
urgentemente
un interruptor en mi cerebro
que me desconecte
en ese mismo instante en que
involuntariamente
me disponga a seguir
sin cortapisas
al real rebaño establecido...