...Y la mañana fría
me ofreció el sol de tu mirada,
el mismo que anidabas en las manos
aquella tarde de encuentro casual.
Y vino una...¡Y otra vez!
Cada vez más intenso,¡tan intenso!,
despertando en nosotros
la sed del beso reprimido.
Al son de batucadas y flamear de banderas,
al eco de mil voces,
al paso de un pueblo que avanzaba...
tu corazón y el mío
se convocaban en secreto,
al vibrar de un mismo latido,
la misma bronca,
la misma impotencia,
el mismo pensamiento,
EL MISMO AMOR.