Las manos entrelazadas como queriendo extender el tiempo,
nuestros ojos empañados disimulando lágrimas retenidas,
silencio en los labios, no queriendo hacer promesas vanas,
y el adios flotando en el aire...con mil angustias contenidas.
Tan corto fue el tiempo de las impiadosas vacaciones,
tan fuerte la jugada que nos cruzó los caminos,
ni yo quise conocerte, ni tú por mi ser conocido,
pero las rutas se hilvanaron y no supimos esquivar,
los embates increíbles que nos tejió el destino.
Un beso en suspenso, un abrazo sutil y etéreo,
mil palabras atravesando magicamente el corazón,
En silencio, sin llantos, ni falsos juramentos,
tomo mi equipaje...y subo al avión.