EMULANDO A MAQUIAVELO
Si conmigo está jugando, algún ser extraordinario,
de qué me sirve enfadarme, si me tiene entre sus manos;
o tal vez está esperando, que yo deduzca palmario:
¡en nuestro actuar parecemos, una especie de gusanos!
Obviando pronto los medios, ser ricos todos queremos,
pues el fin justificamos, emulando a Maquiavelo;
y así fue como surgieron, los males que ahora tenemos:
¡en protervo afán vivimos, haciendo un perenne duelo!
Justificar que hay envidias, que pueden resultar buenas,
es hacerle apología, a las innobles carreras;
además quién va a sufrir, por tantas cuitas ajenas:
¡los hombres querrán seguirte, si constatan que prosperas!
Cuando tengas tú las arcas y también las alacenas,
ante la escasez boyantes, los amigos proliferan;
pero cuando te visiten, los reveses y las penas:
¡es normal que los mortales, ya contigo nada quieran!
Solo habrá un ser desprendido, que la puerta nunca cierra,
ni escatimó en el dolor, ese amor tan admirable;
y su cuerpo lacerado, a abrió para hacerte viable:
¡cada que el peligro acecha, a su pecho bien te aferra!
Como objetos de consumo, canjeables nos tornaron,
y cual vulgar mercancía, la vida ha sido tasada;
los soñadores de ayer, ya su norte enajenaron:
¡la masa por quien luchaban, fue hace rato traicionada!
Para el establecimiento, somos dígitos que suman,
porque cuando no hay campaña, la mayoría estorbamos;
fuera de lo apetecible, mientras menos consumamos:
¡los derechos cada día, volatizan y se esfuman!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino