Una muchacha rubia
estaba en un balcón,
asomaba su cabeza
por ver llegar a su amor.
¡Ya viene la calle arriba!
¡Ya llega aqui su olor!
Así decia la muchacha
pero su amor no llegó.
Su amado se fué ala guerra,
ella cual Dulcinea se quedó,
esperando a su caballero andante,
y el en vez de caballo,
por montura usa un tanque,
cómo espada un fusíl,
y casco en lugar de bacín.
Era un comandante quien la calle subia
con una carta que así decia:
Querida mia te espero en el cielo,
una bomba traidora me subio en su lomo,
como un corcel blanco,
con crines de terciopelo