Cuando veo la eternidad
quieres decirme no sé qué.
Y contesto sin palabras
mirando tu rostro, de soslayo,
¡cuán plácido momento!.
Brisa mensajera de la playa
que entre suspiro y quimera
nada más hay
¡¡una canción para mi amada!!
Vuelvo a advertir
y me pregunto,
entre íntimos de duda
¿amará tras la suerte
como en vida permite
fragancias del te quiero?
¿nos será legado el amor
luego de la ausencia?
El clamor del corazón
por un sí,
en plenitud es testigo.