Querìa que ella me despertara en cada mañana
con un susurro al oìdo: te quiero,
o con el desayuno listo en la mesa,
no se el porquè de su partida
si jamàs le cause ningùn daño,
o solo fue amor por un rato.
Hoy como la extraño,
si volviera fuera amor en el ocaso,
cariño en la aurora,
y yo feliz amàndola tanto.