Apolo pintó la mañana de olores nuevos.
El eco del pasado hoy no me atormenta, mientras bebo delicadamente mi último llanto.
¿Quién va a salvarme?, me pregunto ansiosa, infantil...
¿Quién fermentará las uvas o disfrazará mi dolor de aspirinas y vendas?
Deje de ser la doncella atrapada en la torre,
ahora soy yo quien amenaza con destruir estatuas y torres...
como un dragón ...un monstruo solitario...
¿Cuántos dioses más se suicidarán por mi culpa?
¿Por ver a una de sus mascotas desobediente,
que peca sin temor a sus castigos,
que se ensordece de plegarias,
que envenena las ostias para alimentar a los pobres?
Fui todo lo que quise ser...
el desorden biológico,
la mancha de sangre,
la epidemia sin cura,
el pastel con ajenjo,
la oración olvidada.
Y aún confusa trazo mi camino con acuarelas y crayolas,
me alimento de ilusiones muertas,
de sueños que aún duermen,
resignada a ser carnada los próximos 363 días.
Por favor...
alguien rece por mi.