Aquí me encuentro, junto a la insoportable
Comodidad de mi barco, navegando sin destino
Por las aguas turbias de un océano blanco.
Las aguas, siempre tranquilas por la mañana,
Cambian de humor al caer la tarde. El tiempo
Impaciente, unido al viento salvaje, convierte
Los suaves vaivenes de las olas en puños implacables
Y ahora solo temo, pese a mi carácter osado,
Caer de lleno en el olvido sin poderte decir: te amo.