Tan pequeño y diminuto
Tan arrogante criatura
En tu vida de un minuto
Crees entender la hermosura.
El infinito universo
no entra en la miniatura
de un kilogramo y medio
en tu cabeza tozuda.
Llenando lo incognoscible
de imposibles entidades
omniscientes e invisibles
y demás banalidades,
te crees centro del mundo.
Quieres ser muy importante
no eres un diamante bruto
o quizas... sin el diamante.
Prepotente de ese punto,
pálido y azul brillante.
Y siguen en guerras
odiando al vecino,
matando a un amigo.
No viven en paz.
A lo que se aferran
con feroz ahínco:
imponer sus mitos
sobre los demás,
un trozo de tierra,
metales “bonitos”.
No tiene sentido
su “mundo ideal”.
Y en un lugar muy lejano
la oscura noche presencia
vestida de diez mil perlas
que cubren su inmensidad,
a un niño solo y llorando,
ni una lagrima es de tristeza,
solo admira la belleza
del infinito espectral.
Su intelecto es aun de niño
pero su alma es infinita
captando la luz bendita
de una presencia ancestral.
Las guerras pierden sentido,
la humildad le regocija.
ven aquí, sigue conmigo,
¡Soy la voz de La Verdad!