En una habitación llena de fantasmas
se refugia la ternura.
Un oso con su espalda en la pared
con una pata apuntando a la tierra.
Canchero, dice ella.
Acompañado por su trágico fin
lejos de los abrazos a los que debe su existencia.
No para todos corre la misma suerte,
la jirafa, amarilla de lunares celestes, con trompa rosada,
te acompaña en tu yacija,
envidiada por quien escribe,
por ser la elegida, la diferente,
la que logro una sonrisa,
en esa mente agobiada.
Ella no sabe de su suerte,
siquiera puede apreciarla.
Quisiera ser tu juguete
y aunque de mi te aburras
y por otros me cambies
tener el privilegio
de dormir a los pies de tu cama.