SUCESIVA TRAGEDIA
Somos extras necesarios, en esta puesta en escena:
¡para que el amo y señor luzca su ambición boyante;
Nuestro recorrido avanza, como lo anunciara Dante:
¡y la razón de Virgilio, por su ausencia causa pena!
En la etapa del infierno ha sido el tiempo prolijo
y las máculas afloran, más que todo en lo político;
debe imponerse el castigo, por encima de lo mítico:
¡para que resuelto quede, Florentino, el acertijo!
Pero aquí la realidad, Alighieri, ha superado
lo que alegórico, tú, con talento describiste;
porque un monstruo enceguecido con fiereza nos embiste:
¡y lo divino, Beatriz, cruelmente ha sido vedado!
En este paisaje urbano, ya somos indispensables,
así tan solo vayamos, por el monótono asfalto
recreando Víctor Hugo, por siempre a Los Miserables:
¡a quienes nunca han dejado, dar su merecido salto!
A vivir nos avezamos, en sempiterna comedia,
y de Víctor Hugo a Dante actuando siempre estaremos;
porque en el rol encajamos aunque tibios protestemos:
¡somos sin duda el reparto se sucesiva tragedia!
Pero cada personaje, como afirmó Don Jacinto,
envuelto en hilos de luz que desde el cielo descienden,
ni los intereses mismos jamás le manchan u ofenden:
¡pues el amor nos abarca, Benavente, por instinto!
El tránsito es obligado del infierno al purgatorio
y aunque eludirlos queramos, nunca sabremos burlarlos;
los secretos que nos rigen no habrá quien pueda matarlos:
¡no hay derecho, al paraíso, por decreto remisorio!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino