Y no, no somos iguales
desde la intimidad del ser, del erotismo
A mi ni tu ni nadie me define
ni proclama la igualdad
No necesito de ti ni de tu ironía
de que me des un lugar en el mundo
No necesito ni que me idealices
ni tampoco que me denostes
No necesito que hables por mi
desde tu profunda oscuridad
desde tus deseos y reservas
del goce pulsional
del dolor de existir
Tú y yo, no somos iguales
no estoy presta a satisfacer tus demandas
a tus tormentosas pasiones contradictorias
a la extrema precariedad de tu vida
A que devores mi corazón y mi alma
y sienta el fracaso, la traición, el odio,
y tu conciencia moral
de un estilo de amor anudado
de lealtades impuestas
en la perversidad cotideana
de la amenaza sutil patriarcal
Lo siento, he cambiado
no eres tú, soy yo
Soy solo yo, escribiendo
creando mi propia realidad, sin ti
Sin fantasías y sin el martirio de las voces.
Sin distorsiones sino como unidad
y fuente generadora de sentido
del goce de la palabra
en ser solo ese ser
en la medida que se habla.
Mané Castro Videla