Tú nombre, la vida,
el mar hecho silencio,
una cuna dentro de tus ojos,
la sombra que vive como
miles de pececitos juguetones
en mi cabeza,
tú voz hecha imagen,
mi muerte en un parpadeo,
la lentitud del sonido en la calma,
en el calvario del alma,
la desesperación de un cuervo
que intenta cantar
cuando se encuentra atrapada en el cuerpo.
La vida, la muerte,
la muerte, la desesperación,
mi locura hecha por tú existencia,
tú ser me puso en coma,
mírame y dime que me odias,
ódiame y luego quédate.
Púdrete por mi maldita forma de amar,
muere y vive mil veces
por la forma en que te hago daño.
Cuando mi cuerpo está en éxtasis
y solo pide tú piel,
como si fuera una droga maligna
que me obliga ser adicta a ti.
Vamos, vamos una y otra vez,
mátame de una sobredosis
antes de que baje del cielo,
para caerme dentro de las llamas
y solo perder el control de mi cuerpo
ante el arrebato del infierno.