Surgí del vientre de mi madre
bajo una lluvia de
bombas
Pronto sentí el abandono
de mi padre
en una sucesión
enfermiza que
me postró en cama
con la compañía de mis
libros
como único bálsamo
¡ Gracias a dios!
Verne, Poe y Hugo
fueron mis mejores amigos
desde la infancia.
Fui lector empedernido que desató
preocupaciones maternas.
Crecí entre Cronopios y Rayuelas
que en mi madurez
encontraron
papel impreso.
Con apenas diez años me precipité a la escritura
con la estupefacción
incrédula de mi madre
que aún guarda los manuscritos
a salvo de mi.
La Partida
al más allá de mi mujer
y la leucemia
sellaron mi certificado
de defunción.
Agradezco a mis lectores su paciencia.