Alzase el águila el vuelo,
en busca de diferentes caminos.
Su corazón, harto ya de revuelos,
pretende ansioso cambiar su destino.
Surcando el cielo, avanza imperial,
esperanzado en olvidar lo dañino.
No distingue qué es fantástico, ni qué real,
vuela cegado, lo dirige el cariño.
De momentos se pierde, sí, es verdad,
liberar sus cadenas es lo que había temido.
Pero, ¡¿Qué más da?!
Es preferible vivir mortal,
a morir como había vivido.