No hay como una tarde del invierno
para esconder entre la nieve la tristeza
camuflarse en la blancura de los sueños
y refugiarse en la ternura del hogar.
Y cuando el día resplandece allá en lo alto
cuando en manadas se vislumbra la alergía
se ve la cara amable del invierno
con dos caminos que elegir en la existencia
pero ninguno ha de llevarte donde vas.
Y una ciudad extraña se parece a casa
mas no termina de serlo de una vez
y nuevamente intentas escaparte
pero tu tren no sabe a dónde ir
No hay como el frío tan ingrato del invierno
para engañarse dibujándose el futuro
planes y sueños que al llegar la primavera
serán recuerdos derretidos de lo que nunca fue.