ESTRAFALARIO
En lúgubre tanatorio, mi tierra fue convertida,
por la guadaña asesina, que desde el poder se afila;
y por infame tronera, nuestra sangre se destila:
¡azuzando con sevicia, cada vez más nuestra herida!
Un ambiente enrarecido, por doquier ya se respira,
y las armas se incrementan, a cambio de la comida;
me duele afirmarlo pero, mi patria está corrompida:
¡un hálito de justicia, pretende irrumpir en ira!
Una cortina de humo, sobre el sur siempre se extiende,
mientras el norte celebra, con atrevida indolencia;
pues que unos cuantos perezcan, le da igual a la conciencia:
¡de la clase medradora, que del dolor no comprende!
Estos versos se resisten, debo apenas confesarlo:
¡a cobrar forma oportuna, dentro de este estrafalario!
y parecen letanías, a manera de inventario:
¡que mi numen confundido, debe muy caro pagarlo!
A librar faenas duras, siempre estoy acostumbrado,
pero esta mañana ha sido, un rotundo desengaño;
que yo mismo como bardo, muy atónito me extraño:
¡y no quiero me creáis, un poeta almibarado!
De una buena vez deseo, terminar con este reto,
porque para tonterías, el planeta está pletórico;
y adentrarme solo quiero, en lo que es puntual e histórico:
¡hace rato he comprendido, metido ando en un aprieto!
Ya con ésta, creo, termino, para respirar tranquilo,
por respeto a los lectores y también conmigo mismo;
que las letras no consiento, sean simple consumismo:
¡y además fatal sería, empañar mi propio estilo!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino