No creas, también me está doliendo el alma.
Y los días se me caen a pedazos.
No creas; como puedo los voy pegando
y hago de mis desayunos lo que puedo.
Y lloro, sí. A veces he llorado.
Pero como quien no quiere la cosa,
Como el que esconde entre ademanes las picazones del corazón,
Me limpio la nariz y continúo mirando las noticias.
Porque no hay de otra.
La soledad odia estar sin compañía
Y por estos días tan lluviosos le ha dado por invitarme.
Pero cuando salgo y me conoce tanta gente,
Cuando tienen el descaro de preguntar por tu ausencia,
Hago de tripas corazón, miro hacia mis dedos
Y te recuerdo con una sonrisa para después lamentarme.
Pero feliz, pero resignado, pero tranquilo
Y sobre todo vuelto una mierda que te quiere.