En esa intimidad de nuestro cuarto,
entre sábanas y almohadas,
ruedan los deseos
de mi carne y de tu piel
y se funden en uno solo,
nuestros cuerpos también.
En esa intimidad,
he sido yo el que te mueve a amar
con la piel y con la sangre,
con los nervios, con los músculos;
el que mueve tus ojos
hacia horizontes soñados
que se encuentran anclados
en tus pensamientos más profundos,
en recónditos lugares,
de donde tú los has sacado.
Soy privilegiado, soy dichoso,
porque soy el sujeto a quien tú has amado.
Pediste que te llenara de poemas
y no sabes lo absurdo de tu pedido.
Has sido tú,
la que llenó de poemas mi piel,
de ganas, todo mi ser.
Y encendiste,
-sin quererlo al menos-
esta llama incesante que arde
dentro de mí y que derrama su lava
en las faldas de tus caderas…
Y allí explotan mis ganas
cuando se ciñen a tu pelvis,
cuando en movimientos telúricos,
sacuden nuestros cuerpos,
entre jadeos y “te quiero”,
llenos del sudor que tanto amamos,
para traer después la calma
y una sonrisa a nuestros labios.
Alma Erótica
José Luis Agurto Zepeda
Managua, Nicaragua
5 de enero 2017.