Extraña vaguedad de ideas,
enmarañadas en el recuadro
onírico de una inverosímil
realidad, aciaga e inerte.
Fluctúan centelleantes sobre
cárdenos prados de lavanda,
cobijados bajo la estrellada
bóveda celeste.
Edén de ensueño, oquedad de sosiego.
Es allí,donde danza incesante la
álgida y ávida brisa del sur,
es allí, donde descansa el moribundo
en busca de una luz.