Me quedé prendido de tu sexo como
una bestia atolondrada y sórdida,
confundido y asustado
de fantásias a las que me llevabas.
Lloraba y reía en la podredumbre de
la etérea y recelosa incertidumbre que
desgarraba mi vientre con
avidez descomunal.
Termine destrozado de tu efecto nocebo,
natural, y amargo que preña a la nostalgia,
cual tierra a manos del agua, ésta, queda húmeda,
olorosa y cálida como buen amante de la vida.
Espere lo suficiente para que terminara mi litigio contra mi reflejo, mi sombra y tu recuerdo
pero la desgracia de la obsesión mata tan rápido como una adicción,
para esa condición tan paupérrima es necesaria
la supresión instantánea del recuerdo con efectos secundarios
Si he de perecer junto a la Gioconda de tus senos o al grito de tu vientre,
quiero que sea mucho antes de tu destierro,
mucho antes de tu ausencia,
cuando tú piel se funda en la mañana de mi sosiego.