Walter Trujillo Moreno

ERES MI POETA DEL MAR

 

Si el mar tuviese un alma sería del tamaño de tus sueños,
si la mar tuviese labios me inundaría como tú  de besos
si la mar fuese una mujer no la dejaría de acariciar ni dormido
si el mar fuera mi destino tu serías mi tumba azul preferida
si la mar sueña seguro que tu eres su tema preferido
si la mar no olvida y siempre esta llena, por tu lágrimas y pensamientos
si el mar te desnuda es porque eres el azul necesario



EL DIALOGO ENTRE EL AZUL DEL MAR EL AZUL DEL CIELO Y EL ROJO DE TU CARA Y CUERPO


El dialogo empieza a las seis de las mañana;
el cielo acaba de despertarse,
le reniega al mar por no dejar de rugir y quejarse.
Al desprenderse el sol casi de la nada,
colgado de algún hilo divino o la pupila de un díos atrevido;
el amarillo, naranja del cielo se vuelven intensos
y bañan las aguas del mar de plata y oro, el mar retrocede como rindiéndose,
los dioses de la profundidad le obligan a mantener la calma
y abrir sus intimidades para brindar calor,
luz y vida azul.
Sus aguas se pintan de celeste,
azul, verde, turquesa y azzurra;
se viste de olas y espuma para evitar que los humanos conozcan sus secretos a simple vista.

 
Tú suspendida entre la silueta del sol y la arena amarilla de la playa,
quieta e inquietante;  
emanas luz y colores,
no te mueves ni siquiera respiras,
tu cabello dorado se torna una galaxia ardiente
y tu sombra se extiende hasta el otro lado del mundo,
eres el cielo; escondes un sol y una luna en tu vientre
alumbras un niño lleno de sed de vida y muerte.

El mar se mueve lentamente,
 sus habitantes con alas se posan sobre sus pechos puntiagudos,
son rocas,
en la noche no existen.
Albatros, Pelícanos, Gaviotas, Cormoranes,
Fragatas se pelean la primera fila,
 los espacios secos y más altos.


El cielo se viste de blanco y formas distintas,
conservando el azul y el turquesa verde de fondo.
Tú terminas de meditar, hundes tus pies en el mar,
pides permiso a Poseidón para poder mojar
y humedecer tu piel en la fuente de vida azul llamada mar.

El mar, el cielo y tú se retiran a sus compromisos
y olvidan lo depositado dentro de sí,
no quieren saber de nada ni de nadie,
se dejan llevar por el tiempo,
aire, viento, brisa, ruido y espacio.

El cielo, el mar y tú antes de retirarse a sus aposentos,
palacios o moradas,
desencadenan una lucha indecente de colores,
se mezclan de todas las formas,
derriten todo lo que se interpone,
encandilan  las miradas frontales.

 
No importa si el mundo piensa en ellos,
 ellos son el momento, el instante, el color, luz y la belleza.
El cielo se vuelve rozado, rubí profundo, gris oscuro y negro,
el cielo penetra en el mar como un disco encendido;
al final todo se vuelve silencio,
duerme todo, nadie se mueve,
solo se escucha los gritos de los espíritus del mar
 y los golpes del mar contra las rocas y obstáculos.


Tú alucinada, casi loca en un segundo de alegría,
excitada por el dialogo,
un suicidio de éxtasis premeditado,
mueres y naces todas las tardes de crepúsculo
 y despiertas en amaneceres.

Al final del poniente te retiras a vivir tu vida nocturna,
sin mar ni cielo azul, solo con estrellas
 y luceros inquietos
 y una luna de plata con cara de mujer curiosa.

El mar es pasado,
dimensión, añoranza, esperanza,
un nuevo día, un nuevo empezar,
iniciar a vivir de nuevo,
la lucha de la vida antes de morir y después de la muerte.

Por Walter Trujillo Moreno, Enero 2017