No estoy viva, no estoy muerta,
Estoy en la mitad de nada.
Buscando una puerta, desesperada,
Que me lleve a algún extremo.
Pues qué condena estar existiendo,
Sin estar ni en un cajón, al interno,
Ni riendo a carcajadas.
No estoy viva, no estoy muerta.
Estoy en algún tipo de empate existencial
Que me arrastra en ésto, que muchos llaman “vida”
Y que yo llamo, simplemente, “estar”.
Quisiera irme a un extremo…
Sin dar rodeos, no más.
Hacer de una buena vez el último intento,
Y si éste falla, que sea mortal.
Quisiera una mano que me ayude en ésto,
Que me empuje, o me impida saltar
De éste abismo de sentimientos,
Al que se llega cuando no se siente más.