Horizontes desérticos se burlan de mí,
mente insegura y un futuro soñado,
se bombardea entre sí.
Sangre pálida y oxígeno escaso,
trompetas y violines tristes me acompañan en cada paso.
Escurrido entre mis dedos se me aligera el tiempo,
y tu sutíl perfume lo respiro con el viento.
Sobre mi cabeza un nubarrón denso y lleno de tempestades,
los días son ilusiones soleadas y las noches,
oscuras realidades.