“Nuestra historia es un viaje sin regreso/ de dos seres que no se perdonaron./ El extravío de una boca y un beso/ que nunca más se encontraron”.
No sé si te llegan todos mis pensamientos,
tampoco sé si acaso me mienten los vientos
al regresar y decirme que de mí te hablaron.
A veces, – te digo que son muchas las veces -
cuando continúa tu ausencia y no apareces,
siento que fue en otra dirección que soplaron.
Ignoro si sabes que a pesar de todo te extraño,
las estrellas ven el universo y saben el tamaño
del amor que desde siempre por ti he sentido.
Me han observado y saben de mi descontrol
y así como en el día ellas nada saben del sol,
del mismo modo por ti, ya nada sé de olvido.
Me pregunto cuánto recuerdas todavía de mí,
la luna es testigo de tantos poemas que escribí
y que siempre en ti tuvieron su final destino.
Fueron muchos los versos, hasta el derroche,
supo la luna al leerlos entonces cada noche,
que el amor ya era permanente en mi camino.
Cuánto daría por saber si a ratos en mí piensas,
sabe el mar que vimos cerca que son inmensas
las ganas de bañar con sus aguas toda tu piel.
Fueron tantas las escenas de amor que nos hizo,
pero siempre supo que aunque era un indeciso,
yo al amarte nunca fui en ese sentido como él.
Sólo me falta preguntarle a Dios por ti un día,
esperando que no me diga que fuiste fantasía,
algo especial que en una noche cualquiera soñé.
Respuesta contradictoria y difícil de aceptar,
decirme que te olvidaba y yo sin saber olvidar,
jurarme que no te amaba y yo que tanto te amé.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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