No tengo ideas sensatas o irrefutables que me guíen
en el deseo de asir, aunque sea con tachas, el trazo
de una respuesta plausible y entendible de tan álgido
tema, como es, el ser y estar en esta vivencia carnal.
Ando tan perdida como aquellos que me preguntan.
¡Creo que el que pregunta, no sabe y quiere saber!
Influenciada quizás, por las luchas existenciales, me
lanzo con réplicas, copiadas del filosofar de Platón,
Sócrates y, el mismísimo, Aristóteles que, me abren
el paso a una comprensión dogmática del ir y venir.
Devota del Orden, me inclino ante los Sabios del Ser.
¡Punto de inicio es el pasado para seguir en albedrío!
Soy esa familia que me asumió y asumí, aún, sin ser.
Soy la humanidad, sí, soy cada pedazo de sus vidas.
He sido engendrada por seres irrepetibles que, a su
vez, reproducen en cada signo vital a la humanidad.
Me guio por la magia que me anima a vivir y no morir.
¡Ante ello, digo con Camus: en esta disyuntiva cuerpo
y espíritu se funden, pero el cuerpo se resiste a morir!
Raiza N. Jiménez/ 7/01/2017