René, por vocación buscaste la primera
certeza con ahínco que no se ha vuelto a ver;
quisiste descubrir el primordial saber,
y para ello dejaste atrás toda una era.
Confiando en tu razón, y su luz más señera,
lograste todo atisbo de autoridad vencer
por medio del metódico ejercicio de ser
nosotros mismos jueces de la verdad sincera
Gracias René por darme la certeza,
la certidumbre viva que ante nada tropieza,
la luz en el pensar, sentir y en el actuar.
Gracias por devolvernos la alegría
de quien en la razón veraz confía
y abrir así las puertas al más libre pensar.