Dicen que son los ojos
el espejo de nuestras almas,
también lo son de nuestros secretos...
Si ellos permitieran leer
las palabras calladas,
ocultas, reprimidas,
pronunciadas en nuestros silencios,
el mundo se escandalizaría,
por querer ser y hacer lo que quiero,
y pienso, tanto reflexiono,
y concluyo lo que a todos nos sucede,
pero que calladamente por falsa decencia,
por creencia, por verguenza, negamos,
y es algo tan simple como lo siguiente:
Cuando la mente se inquieta,
la piel se torna candente,
se vuelve a los pasos pasados,
a aquellos que pasan la línea de lo permitido,
de lo estrechamente decente,
porque las represiones sembradas
que nos otorgan el tabú y los pudores,
solo nos hacen sentir frustrados
al no poder de verdad, vivir nuestros amores,
por ello digo con toda mi libertad:
alucino, disfruto
al sentir que…
en tu oído susurro mis gozos,
en tu piel dibujo mis deseos,
en tu nuca respiro mis anhelos,
en tu mejilla el amor saboreo,
en tu boca de la vida bebo,
en tu pecho mis pasos dejo,
en tu hombría recorro mi camino,
en mi éxtasis suelto mis te quiero,
en mis sábanas revueltas despierto,
aprisiono mi almohada,
te sueño, y en vos me libero…
Marlene Carrillo Vela