Entre el somnoliento silencio de la soledad
Existo y te espero tranquilo y paciente
Sin importar si me extingo en la eternidad
Si así tengo la oportunidad de volver a verte
Si de esta vela se extingue para siempre su fuego
Si mi vida de repente llega a su final inminente
Sería el júbilo primero y la despedida luego
Si yo antes de partir pude volver a verte
Pero desde aquí dislumbro inflanqueable el consuelo
Si a mi delirio no llega un as del fulgor de tus ojos
Que, maldita mi mente, imagina desbordando un mar de recuerdos
Y me estremezco al verlos tan buenos unos y lastimeros otros
Sin embargo la luna sigue brillando con rara elegancia
Cual si en el sombrío espectro reposase eterna una perla
Y bajo la misma somos siempre sin importar la distancia
Tu y yo al caer la noche dos versos del mismo poema.
Y aquí implorando a los mil suspiros sentenciados por tu partida qué la muerte se abstenga con su visita mientras siga de tus labios a la espera.