Una noche cualquiera perdí en algún
café las ganas de ir detrás de ti,
es que al final de ese día comprendí que tú no eras para mi, entendí que al
mirar a tus ojos nunca me perdí...
Aquella noche al partir deje en
aquel café una historia sin fin,
una historia que nunca comenzó,
una en la que nunca te tuve,
por lo que nunca te perdí.