“Almas desnudas. Desnudos bajo la lluvia”
Se fueron los días, los meses y volaron hacia atrás
junto a los años como queriendo decirnos tienen un camino nuevo
y de muchas oportunidades para transitarlo...
Se fueron y un compás de íntimas confidencialidades
como herencia nos dejaron, a la buena suerte
sin medida de espacios geográficos, ni de horarios….
Hay en la soledad y la añoranza de la oscura noche
un conticinio insondable, infinito e interminable…
Cae la brisa como fino tul o telón apenas perceptible,
cerrando el acontecer del día, y causa la leve impresión
como si lloviese en todo el orbe, en todo el universo,
o como si también estuviese lloviendo muy adentro
de nuestro yo interior, de nuestra psique y entrañas
gotas de lamentos y de nostalgias insuperables…
Es escarcha de las estrellas que desciende
para alentarnos, reanimarnos y reivindicarnos,
es una brisa que no moja pero empapa el alma
de recuerdos inolvidables, de bellas reminiscencias
y de pervertidos anhelos que apenas hasta este momento
tuvimos el coraje sin pudor de confesarnos…
Se hace más roja e intensa la sangre al pasar por el corazón,
cada latido hace que se llene de oxígeno
y reaparezca con más fuerza la melancolía,
pero también emergen mágicamente
y con vigor los deseos impúdicos de amarnos.
Los sonidos del silencio hábilmente ascendieron
por tus temblorosas piernas y treparon hasta los labios.
El temblor no es por temor a una mutua entrega,
es el frío que arrecia invitándonos y obligándonos
con tu piel y mi piel, cuerpo a cuerpo a batallar,
abrigándonos en íntima fusión, llenos de apetencias
y de erótica pasión hasta la saciedad y el desmayo.
El velo se fue corriendo, y la gravedad confabulada a mis caricias,
con tus seductoras prendas íntimas hace milagros,
quedando completamente desnuda de ataduras y corazas morales,
y puedo sentir tu aroma de mujer en el aire…
Y sintiéndose indecente la humildad y la virginidad
caracterizadas por la transparente verdad;
en la confianza que nos brindamos y nos prometimos
a partir de esta furtiva cita en adelante,
los prejuicios y el miedo sintieron vergüenza
de tan atrevido resplandor en el erótico fragor
y se fueron lejos donde no volviesen a molestarnos.
Por Hermes Varillas Labrador
1475 04/01/2017
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