Siempre hemos sido amantes
de la lluvia y la música...
unidas a nuestros oídos
y a nuestros sentimientos
de amor y latente pasión.
Siempre hemos coincidido
en nuestros gustos que
nos brinda la naturaleza,
que juntos hemos disfrutado.
Ya ha transcurrido la medianoche.
Absortos nos miramos,
después de haber vivido el placer.
Hemos vivido el momento,
tal cual ambos hemos sentido.
Pero sabemos que han de ser
los últimos días de nuestros encuentros.
Vivamos el momento,
sin pensar en la triste despedida.
Ambos sabemos conscientemente
que estamos pecando.
La infidelidad no tendría
que existir.
Pero a veces no se puede ir
en contra de los sentimientos.
La felicidad en el matrimonio
tendría que ser eterna.
Eso es lo que prometemos
ante Dios y los hombres.
La infidelidad no tendría
que existir.
Somos responsables
de todo esto...
que no podemos evitar.
Somos pecadores conscientes.
Seres que encontramos
la felicidad, al no serlo
con quienes hemos prometido fidelidad.
Debemos separarnos.
Nos lo hemos prometido.
Y debemos cumplirlo.
Con el dolor de ambos.
He de extrañarte.
Me extrañarás...
No debemos seguir pecando.
Después... que suceda lo que fuere.
Continuamos escuchando
la música y la lluvia.
Ellas muchas veces
nos han acompañado.
Dios nos perdone.
Que tu esposo
y mi esposa,
nos puedan volver a aceptar.
Derechos de autor
Hugo Emilio Ocanto
11/01/2017