Bienvenido seas a mi mundo pacífico,
a mi mundo de ilusiones volátiles y planeantes,
a mi mundo silente y flotante de auroras.
Bienvenido seas a mis espejismos palpables,
a mis espejismos de luces y nieves,
de alturas cortantes y distancias maleables.
Bienvenido seas a mi mundo fuera del tiempo,
aquel de siestas a las tres de la tarde,
aquel de sonrisas al horizonte y miradas al viento.
Si quieres vivir en mi mundo pacífico,
bienvenido seas.
Bienvenido seas a mis bosques de embrujos,
ven y sígueme a través de esta estela,
inmersos en los valles de la alegría eterna.
Pero si por el contrario
me buscas para la guerra,
para el llanto sin venas,
para vivir encharcados en pantanos de desventuras y miserias,
y vivir por siempre deambulando como alma en pena,...
entonces no vengas.