Se presiente el agua que serpentéa,
en esta hora de la tarde que sestea
El ruiseñor en la sombra dormita,
reserva su canto para la vespertina cita
En los cipreses allá en los altos jardines,
que reciben la caricia de la fresca brisa
Ya brilla rojo el ocaso,
y se va acabando la tarde,
lenta y sin prisa