El Olvido
La tarde lenta se aleja
se revuelve y se pierde
naufragando en la noche.
La nívea luna se asoma
de blancos velos vestida,
mientras frágiles almas deambulan
en las sombras perdidas.
Se esconden y juegan
a lo lejos como sombras
sin rumbo. Guardan los llantos
de tantos desdichados adioses,
que ya secos y vencidos
descansan en las garras atroces
del sepulcral e inerme olvido.
***