El hombre que sentía que el mundo no le satisfacía vivía esperando que las personas le dieran la razón de sus actos, mira el cielo esperando que algo increíble pase, esta tan habituado a la vida que no nota lo extraña que es. Cuando camina por la calle ve a los demás en busca de una mirada, una mirada de mujer, una mirada de odio, una mirada que mire con interés y que no se marche después de dos palabras, claro que él no sabe que nadie en el mundo hace estas cosas, porque la mayoría de veces ellos también esperan lo mismo, quieren ser queridos, quieren ser amados y sentirse especiales más allá de ellos mismos.
Cuando llega la noche el hombre que no le satisface nada, duerme, y en su sueño muere y siente la paz de volver a no existir. Cuando despierta no es él, es otro, pero con sus recuerdos, vuelve a repetir todo lo del día anterior, no sabiendo que su estancia es corta y que haría mejor en olvidar todo lo que recuerda, pero la carne también tiene recuerdos y esto le da miedo, ve sus cicatrices y con muchos paradigmas en mente se queda inmóvil en su rutina, ahora camina por la calle y una mirada calienta su interior, es otro ser que vive con brevedad, pero quiere vivir ese día junto a él.