Porque en el corazón me propuse
no hacer caso del romanticismo,
de la locura de amor.
Cada quien con lo suyo;
yo con el alma prendida en las tiras de la poesía;
vibrando en la risa temprana que me ilusiona el azul.
Me emborracharé de las caricias del creador,
inventado un paisaje que tenga su voz,
y un cantar de cantares será prendado
en las cavidades de mis huesos.
Por siempre Cristo mi basamento,
con la ausencia de la que puede parir;
por debajo del siete.