En mis sueños de anochecer,
veo a tu hijo,
viviendo en ti, alimentándose de ti
mujer poderosa,
veo tu predilección
siento el anhelo de él,
ese amor que los une
sin conocerse,
veo como vuelvo a caer
siento el miedo, el terror,
la melancolía maldita
y me oculto, indiferente
para no creer
pero me voy hundiendo
en su nacimiento,
perfecto,
sin soledad
sin rechazo,
sin dolor…
sin tener que ser yo.
Antonia camargo