Tu vientre de volcán, vientre de ola,
magnético acicate de mis pasos,
flor que abre a mi espera su corola
de fuego, terciopelo, miel y raso.
Tu vientre que se entrega en cada abrazo
empujado por fuerzas minerales,
dejando la tristeza hecha pedazos,
liberando los sueños a raudales.
Tu vientre de plumón, vientre de acero,
refugio de mi noche triste y muerta
y de mi amor miedoso, niño y fiero.
Tu vientre de amapola, tibia puerta
que cada noche encuentro en mi sendero.
Tu vientre, amor, cálida herida abierta.
(del poemario Sonetos de la despedida)