Tu indiferencia es entrar
a un laberinto sin salida,
ahogarme en un mar
de desesperanza, ahorcarme
con la soga del olvido.
Tu silencio es quedarme
sordo a todo lo que me
importa, dejar de escuchar
a todos los ángeles del cielo
Tu desprecio me trae
lágrimas desde el corazón,
que desembocan en mi
silencio, es un llanto que
jamás llegue hasta el infierno.
Tu amistad para mí era
la luz de mi edén,
esa luz que alumbraba
cuando te miraba sonreírme,
por las cosas que siempre te dije.
Tus consejos eran la solución
de mis problemas, actuar
con mi conciencia para
así poder asumir las consecuencias.