Erato.

A ti

 

Qué puñado de vida alberga dentro de mi cuerpo,

dentro de mi sangre, 

dentro de mi boca.

Qué corazón tan grande el que hay dentro de mi pecho,

pleno de ti, 

latiente por ti...

Qué eternos los segundos sin tu guerra,

y qué cortos los inviernos en tu cuello,

en tu sonido, 

en tu silencio.

Qué invencible,

qué incansable, 

qué rebelde es el amor que le espera a la eternidad,

a mi eternidad,

a mí, a ti.