Me sacudo los temores del cuerpo esta noche libero el veneno de la alevosía, sepultando los clichés recurrente, cierro el paso a la monotonía.
El frenesí despierta fetiches inertes, la lujuria roba besos ajenos.
Deseo insaciable persiste, las ganas rozan abrazos de cuerpos,
un, dos, tres, tabú sin números, moral finita.
El sonido de un encuentro planeado, la sucesión de un éxtasis presenciado. Protagonismo de pieles nómadas, que viajan desterrando sentimientos.
El universo es la cúspide de deseos infernales
que inhalan el cinismo de caricias sentenciadas .
impropio a lo debido me consume el placer de llegar, al cielo irreverente,
los sentidos en descontrol práctico, elevan el gemir de almas sedientas,
con hambre de calmar ansias. la moral ya muerta, está en venta la fruta prohibida,
comprador de mil deseos, el pecado de cercanías.